
Sectores de la sociedad mostraron su lado más nausabundo al reaccionar sobre las ganancias de Albertina Sacaca en redes sociales. Lamentablemente en Bolivia el ser mujer, indígena y jóven debe ser sinónimo de pobreza. Ese es el pensamiento de esas mentes arcaicas.
Todo empezó el sábado 23 de julio cuando un hombre grabó sin concentimiento y viralizó la conversación entre su persona y Albertina Sacaca. El hombre quería que Albertina publicite el negocio que tiene en redes sociales; el señor debió creer que «un videito publicitario» cuesta 100 pesos y, asombrado que el precio de un video publicitario era de mil dólares llamó reclamando a Albertina este monto. No dudo que el señor quiso extorsionar a la joven con este video pero al ver que no le hicieron caso y lanzó la grabación de manera pública en un acto de total revanchismo. Ese discurso machista y feminista de «ella va a saber quien soy» debió ser lo que circulo en su mente cuando presionó el botón de «publicar video».
La prensa en vez de salir diciendo «Joven tik toker es extorcionada por un hombre» salió con titulares que estigmatizan a la víctima: «Albertina cobra mil dólares por publicidad», «Mujer indigena tik toker pide mil dólares por spots publicitarios», u otros tipos de titulares similares. Lo peor es que volvieron en fuente al extorsionador y protegieron hasta su identidad. Cuando la gente criticó estos titulares, dichos medios se hicieron a los locos ante su racismo y discriminación para luego publicar «El pueblo defiende a Albertina». Ese tipo de acciones son las características más propias del libertinaje de expresión y no la libertad de expresión que tanto pregonan.
Algunos sectores de la ciudad respondieron como cloacas ante la noticia. «¿Porque esa india gana tanto?», «Haber si se pone a estudiar esa muchachita», «Ni yo y mis 5 diplomas hemos ganado esas cifras». frases que te demuestran que estas personas no tienen problemas si gana menos que ellos, pero cuando ganan más que ellos «esta mal». Estos dichos también demuestran que en Bolivia ser joven hombre o mujer de tez blanca tiene más derecho «moral» ante la sociedad de ganar dichos montos de dinero y si es una morena o moreno «de seguro que es narco». Aunque existan progresismos acá, lo colonial lo tenemos muy agarrado en los huevos.
Entre el chimento salió el lado político del manager de Albertina, hombre pita que se lo ve en fotos con gente uniformada del 21F. Las sensibilidades políticas salieron a la luz por lo que «Si el cuate es pitita, entonces Albertina también es pitita» e iniciaron un nuevo flanco de ataques donde sin siquiera consultar o preguntar a la joven salieron afirmando que «porque como ella es pitita, engaña al pueblo».
Si analizamos de fondo todo esto, veremos que no existe ninguna información corroborada: solamente existen supuestos. Nadie se puso a analizar cuanto y como gana un tik toker, cuanto ganan los influencers por publicidad o si quiera donde vive Albertina. Claro, la chusma se podrá lavar la cara mañana y decir que «aqui no paso nada» pero el scratching a la joven va a quedar bien marcada en su mente y su piel.
Parece que el mensaje de fondo es «si no eres parte del rebaño, serás castigado». Ser mujer, joven e indigina en Bolivia sigue siendo una lucha muy jodida aún en estos tiempos. Ojalá que Albertina no se rinda y que sea un ejemplo para muchas y muchos jóvenes más que pudieron y podrán triunfar a través del ingenio. Donde uno no necesite fingir ser blanco o rubio, sino ser uno mismo ante el mundo.
Texto escrito Gabriel Rodriguez Olivera